En una reunión que no pasó desapercibida, el secretario general del gremio de fleteros, Mario Pereyra, se plantó ante el ministro de Transporte bonaerense, Martín Marinucci, con un listado de reclamos que arde: rutas detonadas, controles que brillan por su ausencia y un reparto de cargas en los puertos que huele más a acomodo que a equidad. “Venimos a poner sobre la mesa lo que todos saben pero nadie soluciona”, disparó Pereyra con los motores calientes.
No es un berrinche aislado: el sindicato viene de recorrer el país entero escuchando a los transportistas que ya no dan más. En Buenos Aires, el foco estuvo en puertos como Bahía Blanca, Quequén y Avellaneda, donde aseguran que el reparto de trabajo es desigual y los fleteros independientes quedan siempre en la banquina. También exigen controles de pesaje reales y tarifas que no sean una tomada de pelo.
Mientras tanto, las rutas provinciales siguen pareciendo una pista de obstáculos más que una red vial. Con camiones rotos y bolsillos vacíos, los fleteros quieren soluciones ya. “El Ministro se llevó la lista. Ahora veremos si la guarda en un cajón o se pone a laburar”, cerró Pereyra, con tono de quien ya escuchó promesas vacías demasiadas veces.