Una tarde con más arena que control terminó con un vuelco espectacular en el camino costero de Necochea. Un Fiat Cronos terminó patas para arriba tras morder un montículo de arena traicionero cerca del viejo molino eólico. ¿El protagonista? Un conductor que, por esas cosas que no se explican, salió ileso y por sus propios medios del vehículo destrozado. Ni un rasguño. Como si nada. Una escena que podría haber terminado mal, pero terminó en anécdota.
El siniestro ocurrió cerca de las 16, y al lugar llegaron patrulleros y agentes de tránsito que no podían creer la suerte del hombre al volante. Lo revisaron, le preguntaron si estaba bien, y ante la sorpresa generalizada, confirmaron que no necesitaba ni una curita. Nada de ambulancia, nada de hospital. Solo susto, algo de polvo y la carrocería para el chapista.
Después de verificar que el automovilista estaba en perfectas condiciones, los agentes pusieron manos a la obra y con algo de maña lograron volver a apoyar el Cronos sobre sus cuatro ruedas. Otro día más en la costa, donde hasta los accidentes terminan con final feliz. Aunque eso sí: más de uno se llevó la lección de no subestimar la arena en un camino que parece tranquilo, pero muerde.