En los pasillos del poder necochense empezó a correr un rumor que podría sacudir la política local: el joven concejal Julián Kristiansen estaría a un paso de convertirse en el próximo presidente del Concejo Deliberante. Nada confirmado, todo en potencial, pero las versiones ya lo ubican acomodando la silla y mirando el recinto desde otra altura. La jugada —según dicen— contaría con los votos de Zubillaga y Sánchez, quienes habrían entrado en un “toma y daca” que no se estaría negociando precisamente dentro de la Municipalidad, sino en reuniones discretas donde se cocina lo verdaderamente picante. Y ahora se suma un nombre fuerte en la sombra: el “Carli” Bianco, quien sería uno de los grandes impulsores de Kristiansen en este movimiento, operando codo a codo con Arturo Rojas.
Mientras tanto, el peronismo local empieza a encolumnarse detrás del joven edil, olfateando que podría convertirse en una pieza clave del nuevo mapa político. Las miradas se posan sobre Kristiansen con una mezcla de expectativa y cálculo, como si fuera el comodín que muchos estaban esperando para reacomodar fichas y tejer alianzas. En silencio, algunos hablan de “renovación”, otros de “estrategia fina”, pero lo cierto es que todos observan sus movimientos como si estuvieran frente a la aparición de un actor destinado a jugar en ligas mayores.
A esto se suma el creciente murmullo dentro del oficialismo: Arturo Rojas —dicen— ya empezaría a ver a Kristiansen como un posible sucesor rumbo a las próximas elecciones municipales, un heredero político que permitiría continuidad y orden. Y del otro lado del tablero, Marcelo “Chelo” Rivero, de Fuerza Patria, estaría convencido de que el concejal podría ser la llave que lo acerque al universo kicillofista y tender puentes hacia Axel Kicillof. Nada confirmado, todo en potencial… pero lo único seguro es que en Necochea el tablero se mueve, y las fichas ya no están donde estaban ayer.