Después de años de filtraciones y reclamos ignorados, la Municipalidad de Necochea decidió finalmente mover un dedo y empezar las obras en el techo del Jardín Maternal “Pichi Huinca”. Desde Obras Públicas salieron a vender humo con palabras como “puesta en valor” y “mejoras estructurales”, pero la realidad es que las goteras ya llevaban más tiempo que varios funcionarios en sus cargos.
Lisandro Dones, el subsecretario del área, trató de maquillar la demora hablando de “una intervención clave” y “respetar la estética”, como si a los chicos les importara el diseño mientras se les llueve la sala. Lo cierto es que recién ahora —con media ciudad mirando— empezaron con la impermeabilización de una parte del techo y la colocación de una cubierta nueva sobre otra. Todo con fondos municipales… como si fuera un favor y no una obligación.
La obra, que apenas supera el 50% de avance, llega tarde y deja en evidencia la desidia de una gestión más preocupada por el marketing que por garantizar condiciones dignas para los más chicos. Mientras se apuran para posar en las fotos, las familias del barrio Hospital Ferreyra se preguntan por qué hubo que esperar tanto para que alguien arregle un techo que se venía cayendo hace rato.