Matías Sierra, secretario de Desarrollo Productivo y Turismo y concejal electo, volvió a mostrar su fe ciega en los anuncios oficiales al asegurar que la venta del Complejo Casino será “el puntapié inicial” del desarrollo que Necochea merece. Sin embargo, su discurso dejó una inquietud flotando en el aire: si la visión que aplicó al turismo es la misma que ahora usará para “transformar” la zona del Casino, más de uno en la ciudad siente que podríamos estar complicados. Porque entusiasmo sobra, pero resultados concretos… no tanto.
En sus declaraciones, Sierra repasó los movimientos del área turística: oficinas abiertas de 9 a 21, un calendario cargado de eventos y la llegada de la Sur Cup con 130 equipos y miles de visitantes. Números que suenan fuertes, sí, pero que conviven con el eterno reclamo por infraestructura, servicios y una ciudad que muchas veces no está lista para absorber semejante flujo. Esa tensión entre la expectativa y la realidad es justamente lo que genera dudas sobre su nueva apuesta: el Casino como “bisagra histórica”.
El funcionario insistió en que la venta del complejo, sumada a la concesión del ex ACA, abrirá una era de “crecimiento turístico y urbanístico”. El problema es que Necochea ya escuchó promesas así antes. Y si el desarrollo del Casino depende de la misma mirada que manejó la temporada pasada —con problemas de servicios, falta de estrategia sostenida y decisiones improvisadas—, más que un puntapié inicial podríamos estar ante un tiro al aire. Sierra ve una ciudad lista para despegar; muchos vecinos, en cambio, ven un proyecto que puede terminar desinflándose antes de arrancar.