Charlie Kirk, figura de la derecha estadounidense y mano derecha de Donald Trump, fue asesinado a sangre fría en pleno escenario durante un acto en Utah. El fundador de Turning Point se desplomó frente a unas dos mil personas cuando un disparo interrumpió su discurso en la Utah Valley University. La escena, captada en video, muestra a los asistentes gritando y huyendo en medio del pánico.
Las primeras versiones señalaron a un detenido, pero la confusión creció cuando la propia universidad aclaró que no se trataba del autor del disparo. Con el campus acordonado, agentes del FBI y la ATF llegaron de inmediato, sumando más incertidumbre a un episodio que ya sacudió la política norteamericana. El hecho desató una avalancha de teorías y cuestionamientos sobre la seguridad en los eventos públicos de figuras tan expuestas.
El impacto es demoledor: Kirk, con apenas 31 años, era considerado uno de los estrategas más influyentes del trumpismo y un rostro recurrente en los medios conservadores. Su muerte, ocurrida en vivo y frente a miles de testigos, no solo abre un vacío en la política republicana, sino que marca un antes y un después en la vulnerabilidad de los líderes en Estados Unidos.