¡Se bajó del estrado! García-Mansilla renuncia tras palazo del Senado

No hubo toga que lo salve. Manuel García-Mansilla decidió tirar la toalla y presentó su renuncia como juez de la Corte Suprema tras recibir un categórico rechazo en el Senado. El abogado, que había sido designado en comisión por decreto de Javier Milei, no logró ni afianzarse ni convencer a la Cámara Alta, que lo dejó fuera de juego sin miramientos. En una carta al presidente, el jurista agradeció la oportunidad y se despidió con un tono melancólico: “Lamento no haber servido por más tiempo y en otras circunstancias”.

La situación del juez era insostenible: críticas internas, un fallo judicial que le impedía actuar en la Corte y la presión política hicieron del breve paso de García-Mansilla por el máximo tribunal una bomba de tiempo. Incluso él mismo reconoció que su continuidad solo habría empeorado las cosas, distrayendo al sistema judicial de sus verdaderos desafíos. “Mi presencia sería una excusa más”, escribió, con tono de despedida pero también de advertencia institucional.

Antes de su renuncia, había advertido sobre la “ficción peligrosa” de una Corte funcionando a medias, con apenas tres miembros estables. “Un espejismo institucional”, disparó, señalando que el uso de conjueces no resuelve el verdadero problema: la parálisis técnica y la falta de coherencia en el tribunal. Así, el intento de Milei por reforzar la Corte terminó con un final más corto que sus conferencias de prensa, y García-Mansilla se despidió como llegó: entre aplausos formales, rechazos masivos y una silla que nunca llegó a calentar.