El intendente Arturo Rojas volvió a ponerse en modo propaganda y presentó como un hito la finalización del reacondicionamiento del puente sobre el canal Los Ángeles II. Lo que en los papeles suena a megaobra de infraestructura, en la práctica fue apenas un trabajo de relleno y acomodo de tierra, con algunos retoques que cualquier vecino resumiría como “una pasada de pala y nada más”.
Con bombos y platillos, el municipio anunció reemplazo de cañerías, ensanche de calzada y mejoras en la escorrentía, como si se tratara de una revolución vial. Sin embargo, el puente sigue siendo el mismo de siempre, solo que maquillado para la ocasión. Una intervención menor que, eso sí, llega justo a tiempo para alimentar la agenda de fotos oficiales y titulares de prensa.
Mientras tanto, la gestión insiste en vender este tipo de retoques como avances estratégicos para la seguridad vial y la producción local. Los vecinos, acostumbrados a cruzar puentes realmente deteriorados y caminos intransitables, ven con recelo que se use tanta propaganda para mostrar lo que, en esencia, no pasa de un reacondicionamiento básico disfrazado de logro de gestión.