Juan N. Fernández se vistió de fiesta por sus 116 años y quien no se quiso perder el show fue el intendente Arturo Rojas, que aterrizó en la localidad con su tropa municipal para sumarse a una jornada a pura emoción, torta gigante y desfile bien criollo. “Gobernar es estar, escuchar y arremangarse con la gente”, soltó Rojas desde el escenario, rodeado de vecinos, banderas, pastelitos y promesas de futuro compartido.
El desfile fue un carrusel de identidad local: pasaron escuelas, centros tradicionalistas, clubes, chicos, abuelos y hasta caballos bien peinados. Todo bajo la mirada sonriente del jefe comunal, que no dudó en poner a Juan N. Fernández como ejemplo de comunidad con garra y corazón. “Esto no es solo gestión, es conexión con el interior, con cada rincón del distrito”, tiró, buscando marcar diferencia con los que —según él— solo administran desde la comodidad del escritorio.
Y como en toda buena celebración de pueblo, no faltaron las empanadas, los juegos para los más chicos y la música que hizo bailar hasta al delegado. Pero más allá de la fiesta, Rojas dejó claro que su receta para gobernar incluye cercanía, escucha activa y mucha presencia territorial. “No venimos a sacarnos la foto, venimos a planificar el futuro con ustedes”, dijo. ¿Promesa política o compromiso real? El tiempo (y las urnas) dirán.