Necochea vuelve a ser escenario de otra jugada política digna de telenovela. El intendente Arturo Rojas, que cuando ocupaba un sillón en el puerto defendía a capa y espada a las terminales, ahora se disfraza de justiciero y celebra un aval judicial para clavarles la tasa vial. El mismo que se mostraba como aliado del negocio portuario, hoy intenta posar de salvador de las calles destruidas por el tránsito pesado.
La movida le permite al Municipio exigirle plata fresca a empresas como Terminales y Servicio S.A., Terminal Fertilizantes S.A. y ACA, que hasta ahora se negaban a pagar el tributo. El cálculo es simple: medio litro de gasoil grado 3 por cada tonelada exportada. En otras palabras, millones en juego que hasta ayer parecían intocables, pero que ahora —con la bendición de la Justicia— se transforman en la nueva caja de la gestión Rojas.
El trasfondo no pasa desapercibido. Durante 2024, más de 200 mil camiones arrasaron las calles de Necochea y Quequén, dejando huellas de cráter lunar. El intendente, que cuando era hombre del puerto miraba para otro lado, ahora se acordó del drama de los vecinos. Una jugada tardía, oportunista y que muchos leen como otro manotazo de recaudación disfrazado de “cuidado urbano”.