Con más autobombo que propuestas reales, el intendente Arturo Rojas se calzó la banda de candidato eterno y presentó su lista 895 de Nueva Necochea, encabezada por el infaltable Matías Sierra. Rodeado de funcionarios leales, militantes aplaudidores y algún que otro trabajador municipal “invitado”, Rojas volvió a repetir el mantra de siempre: que todo lo bueno es gracias a él y todo lo malo culpa de Nación.
En su discurso, sacó pecho por comprar un tomógrafo y hacer obras con “recursos propios”, aunque evitó mencionar el desastre en salud pública, los barrios con calles intransitables o el atraso en servicios básicos. También prometió una planta de residuos como si fuera el próximo paso hacia el primer mundo… aunque los contenedores siguen brillando por su ausencia y los basurales a cielo abierto son parte del paisaje diario.
Y como broche de oro, pidió “concejales leales”, porque en su Necochea ideal, la oposición molesta y lo único que importa es “no poner palos en la rueda”. ¿Democracia? Solo si todos están de acuerdo con él. ¿Gestión transparente? Solo si nadie pregunta demasiado. ¿Autocrítica? Bien, gracias. Otro capítulo del eterno show de “Rojas contra el mundo”.