Con las elecciones respirándole en la nuca, el intendente Arturo Rojas salió a vender humo en formato tecnológico. Ahora presume la “revolución digital” en la salud pública, con computadoras nuevas y escáneres repartidos en los hospitales Ferreyra, Irurzun y algunos centros de atención. El discurso es de modernización, pero la realidad que viven los vecinos sigue siendo la misma: largas colas, falta de especialistas y guardias colapsadas.
El anuncio llega con cifras llamativas: más de 50 mil historias clínicas digitalizadas y sistemas de turnos que prometen agilizar la atención. Sin embargo, en la práctica los consultorios siguen saturados y los barrios carecen de médicos suficientes. La postal es clara: se cambian papeles por pantallas, pero la calidad de la atención sigue en terapia intensiva.
Lo más contradictorio es que Rojas se cuelga la medalla como si fuera un logro propio, cuando en verdad es un programa bancado por la Provincia. El intendente lo presenta como si hubiera salido de su bolsillo, en una jugada electoralista que los vecinos ya huelen a leguas. Digital o no, la salud en Necochea necesita soluciones reales, no un show de marketing político.