A pocos días de las elecciones, el intendente Arturo Rojas salió con los tapones de punta contra La Libertad Avanza. Acusó a la oposición de “no traer soluciones, solo críticas” y hasta advirtió que, si ganan, “asfixiarían al municipio”. Pero lo que no dice el jefe comunal es que lleva seis años sentado en el sillón de la Municipalidad y todavía los vecinos esperan las soluciones que prometió en cada campaña.
Calles destruidas, barrios olvidados, deudas crecientes y servicios que brillan por su ausencia: ese es el verdadero balance de su gestión. Rojas habla de “dar la cara”, pero los vecinos saben que su discurso se repite cada elección mientras la ciudad sigue hundida en los mismos problemas de siempre. Ni la tasa portuaria, ni el supuesto “orden económico” lograron traducirse en mejoras visibles para Necochea y Quequén.
Lo más grave es que ahora intenta culpar a la oposición para tapar su propia ineficiencia. Tras seis años de excusas, es evidente que la gestión de Rojas se agotó: la gente ya no compra sus relatos. Prometió progreso, pero entregó abandono; habló de soluciones, pero dejó problemas. Y hoy, con una ciudad paralizada, su único recurso es mentir y victimizarse en plena campaña.