Una vivienda de la calle 67 se convirtió en escenario de una pesadilla el sábado por la noche, cuando tres delincuentes encapuchados irrumpieron mientras una pareja descansaba. El golpe fue rápido, silencioso y brutal: los asaltantes actuaron con precisión, redujeron a las víctimas y desplegaron un nivel de violencia que estremeció a toda la zona, antes de desaparecer sin dejar rastro.
Según fuentes de la investigación, los atacantes ingresaron por la parte trasera del domicilio, sin forzar accesos ni generar ruidos, lo que alimenta la sospecha de un robo previamente estudiado. Dentro de la casa, el hombre fue amenazado con un arma blanca, mientras que la mujer sufrió agresiones físicas y psicológicas extremas: fue sometida a torturas con agua y descargas eléctricas para que revelara dónde guardaban el dinero. Aunque indicó un escondite, los delincuentes siguieron revisando cada ambiente con total impunidad.
El botín incluyó alrededor de 7.000 dólares, dinero en pesos, documentación y objetos personales. Antes de huir, destrozaron los celulares para impedir que las víctimas pidieran ayuda de inmediato. Tras el llamado al 911, la Policía desplegó un operativo y realizó pericias en el lugar, pero los sospechosos lograron escapar por un terreno lindero. La causa quedó en manos de la fiscalía, sin detenidos hasta el momento, mientras la conmoción crece en un barrio que todavía no sale del espanto.