Con bombos, flashes y discursos, el intendente Arturo Rojas volvió a presentar la famosa Planta de Separación de Residuos como si fuera una novedad. Lo cierto es que el complejo ya había sido mostrado tiempo atrás y lo que debería ser una política ambiental seria terminó siendo un show repetido para la tribuna. Una jugada de marketing que busca maquillar años de abandono y deudas con la gestión de la basura.
El municipio vendió el acto como un “hito histórico” y habló de 10 toneladas por hora, 16 operarios y puntos limpios por toda la ciudad. Sin embargo, la puesta en escena no tapa que la basura sigue acumulándose en los barrios y que el basural a cielo abierto sigue siendo la postal que reciben vecinos y turistas. Lo único nuevo fue la cinta para cortar y el discurso reciclado del intendente, que parece más preocupado en sumar fotos de campaña que en resolver un problema crónico.
La contradicción es evidente: mientras se jactan de “planificación integral”, la planta se usa como vidriera electoral, con la misma inauguración reciclada una y otra vez. Necochea necesita políticas ambientales de verdad, no presentaciones clonadas cada vez que se acercan las elecciones. Porque el municipio podrá disfrazar el basural con carteles verdes, pero la mugre de la gestión no se esconde tan fácil.