La victoria de Manuel Adorni en Capital fue el empujón que La Libertad Avanza necesitaba para salir a cazar dirigentes del PRO sin pedir permiso. Desde la Casa Rosada lo dicen sin rodeos: se terminó el recreo para Mauricio Macri. “Ya cumplió un ciclo”, aseguran con tono sepulcral, mientras se relamen con la idea de sumar intendentes como si fueran figuritas difíciles, pero bajo sus propias reglas.
Karina Milei se reunió con dirigentes amarillos, pero no para conversar, sino para dejar bien claro que la única camiseta que vale es la libertaria. El que quiera sumarse, que lo haga sin condiciones, sin personalismos y, sobre todo, sin molestar. El Gobierno no quiere siglas, quiere soldados. Y si vienen desde Mar del Plata o desde el Congreso, mejor. Ritondo y Montenegro ya recibieron el llamado, aunque por ahora se hacen los desentendidos.
La orden fue clara y viene de lo más alto: ni el PRO ni la UCR tendrán coronita. La Libertad Avanza se siente con el poder, la estructura y la narrativa del “cambio real”. ¿El costo? El alma partidaria del PRO. Desde el entorno de Milei lo resumen en una frase brutal: “El único vehículo para transformar la Argentina es este… y ya arrancó”. Los demás, que corran atrás o se queden mirando.