“Milei regresa con aire triunfal de EE.UU., pero en casa lo espera una bomba política”

Javier Milei aterrizó en Argentina después de codearse con Donald Trump y la crema del poder financiero estadounidense. El respaldo del magnate republicano y la promesa de un swap por 20.000 millones de dólares le dieron oxígeno a un gobierno que venía tambaleando tras varios traspiés en el Congreso y la derrota electoral en Buenos Aires. Balcarce 50 respiró aliviado: los mercados bajaron la tensión y el Presidente volvió con discurso de ganador.

Pero la fiesta norteamericana trae deberes pesados para Milei: recomponer puentes con gobernadores y opositores dialoguistas, hartos de las jugadas en solitario del oficialismo. Provincias Unidas, el frente que armaron cinco mandatarios, ya le cerró la puerta en Córdoba y Santa Fe, mientras que en Diputados los libertarios no tienen los números ni para sostener un veto presidencial. Los aliados saben que Milei puede gritar “reelección” en campaña, pero sin votos en el Congreso las leyes se le derrumban como castillo de naipes.

El próximo desafío será la reunión del Consejo de Mayo, donde Guillermo Francos intentará juntar a gobernadores, sindicatos y empresarios en la misma mesa. El mensaje es claro: Milei puede volver con fotos y abrazos desde Washington, pero si no ordena la política local, los problemas de gobernabilidad seguirán acechando. El reloj corre rumbo al 26 de octubre y el oficialismo necesita más que aplausos de Trump para sobrevivir en la arena argentina.