Javier Milei no perdió tiempo después del triunfo electoral: quiere blindar una nueva mayoría que lo acompañe en las reformas que promete desde la campaña. Por eso, volvió a levantar el teléfono para convocar a Mauricio Macri a la Quinta de Olivos, mientras en el Congreso el romance con el PRO empezó a mostrar grietas. Entre egos heridos y disputas por el poder, los aliados ya arrancaron a pelear por quién manda en la nueva era libertaria.
Cristian Ritondo, jefe del bloque amarillo, explotó contra Martín Menem por “ningunear” al PRO y ahora amenaza con romper la armonía del “pacto de Acassuso”. Mientras tanto, Macri insiste en que Milei se abra al diálogo para conseguir leyes clave, pero varios legisladores ya afilan las uñas. La política nacional vuelve a ser un ring: libertarios, amarillos y opositores mirándose de reojo y esperando el primer descuido para golpear.
En paralelo, Milei llamó a los gobernadores a desfilar por Casa Rosada para prometer pactos federales… o sacarles la ficha antes de que se bajen del barco. Algunos mandatarios aplauden la invitación; otros ya advierten que no entregarán derechos ni se sumarán a una foto vacía. Con reformas laborales, tributarias y penales en la mira, el Presidente se juega su capital político desde el minuto cero. Se terminó la fiesta del búnker: empieza la batalla por el poder real.