¡Atención ministros! Javier Milei volvió a sacar la motosierra y no tiene piedad: quiere achicar el Estado todavía más para cumplir a rajatabla con el Fondo Monetario Internacional. En la última reunión de gabinete, el Presidente exigió un nuevo y contundente ajuste para llegar al ansiado 1,6% de superávit fiscal, una meta aún más dura que la firmada con el FMI. Luis “Toto” Caputo ya afina los números y cada cartera deberá apretarse el cinturón hasta que crujan los huesos.
Desde que Milei aterrizó en la Rosada, ya volaron 48 mil empleados públicos, se desactivaron fondos fiduciarios por todos lados y se impulsa una privatización tras otra. Pero no alcanza: el Gobierno quiere duplicar el superávit actual y acelerar el ritmo de recortes justo antes de que llegue la misión del FMI a revisar los deberes. En Economía ya advierten que vienen tijeretazos aún más profundos en subsidios, obra pública y gastos operativos. Y el que no se alinee, vuela.
Mientras tanto, las consultoras hacen cuentas y alertan que el verdadero desafío vendrá después de las elecciones: menos jubilaciones, menos ayuda social y más presión sobre áreas “ineficientes”. Todo para mantener el “ancla fiscal” que tanto ama el Presidente libertario, aunque eso implique dejar al Estado en los huesos. Milei no negocia: el ajuste es la bandera y el FMI, el único que no se cuestiona.