Necochea amaneció con otro episodio de violencia en las calles. A las 5:15 de la mañana, un control de tránsito terminó a los golpes cuando un conductor, visiblemente ebrio, decidió que no estaba para soplar ninguna pipeta. El hombre, al volante de una Ford Ranger, fue detectado en una estación de servicio en Av. 59 y Av. 42, y tras intentar escapar, terminó interceptado en calle 40 entre 61 y 63.
Al pedirle los papeles, el sujeto respondió con la nada misma: ni licencia, ni cédula, ni ganas de colaborar. Cuando le informaron que su camioneta quedaba secuestrada, la borrachera se transformó en agresión física y uno de los inspectores terminó recibiendo golpes. La situación obligó a llamar a la policía, que llegó para ponerle fin al escándalo y esposar al revoltoso.
El vehículo fue incautado y se radicó la denuncia por la agresión. Mientras tanto, el episodio vuelve a dejar en evidencia el peligro de manejar alcoholizado y la violencia que enfrentan a diario los trabajadores municipales, que esta vez pudieron contarlo… aunque con algún moretón de recuerdo.