El intendente Arturo Rojas salió a mostrar como un logro político el recambio de luminarias en Necochea y Quequén, con estadísticas y discursos sobre seguridad y modernización. Sin embargo, mientras se encienden reflectores para la foto oficial, la realidad en la periferia y en las entradas de la ciudad es bien distinta: calles oscuras, barrios inseguros y vecinos que siguen esperando soluciones básicas.
Según el parte municipal, ya se reemplazaron cientos de faroles por tecnología LED en distintos sectores, con el 40% del contrato ejecutado. El intendente lo presenta como un avance “histórico” en materia de eficiencia energética. Lo que no aclara es que más allá de los números, el día a día en los barrios alejados del centro se sigue viviendo con miedo por la falta de iluminación, donde la inseguridad se multiplica y la oscuridad manda.
La postal es clara: Rojas hace show en pleno centro, corta cintas y presume cifras, mientras las familias que entran y salen de la ciudad lo hacen entre sombras y pozos. Un plan de luces que, en la práctica, brilla solo en el relato político y deja a gran parte del distrito apagado.