En lo que parece el último gran hito de la civilización occidental, la Municipalidad de Necochea anunció con bombos y platillos que está colocando luces LED desde el Puente Dardo Rocha hasta la rotonda con avenida 58. Sí, leyó bien: se trata del reemplazo de luminarias, pero por cómo lo cuentan, cualquiera pensaría que están lanzando un satélite o abriendo un parque temático en Jesuita Cardiel. Eso sí, todo en equipo con la infaltable Usina Popular Cooperativa, que esta vez no pelea, sino que pone la mano de obra mientras el municipio aporta el fierro.
El operativo —con nombre de superproducción de Netflix: “Plan LED, segunda temporada”— busca completar el corredor con unas 230 luminarias “modernas”. Y aunque el alumbrado público básico no debería ser una novedad en pleno 2025, desde el gobierno local lo venden como si acabaran de electrificar la ciudad por primera vez. “La obra avanza” dicen, como si la calle 26 fuera la Ruta de la Seda y el Puente Colgante, una joya escondida en el Himalaya.
En resumen, el anuncio repite la receta ya conocida: una obra elemental presentada con fuegos artificiales, un poco de épica administrativa y muchas fotos de funcionarios mirando lámparas. Porque en tiempos de luces bajas en política, cualquier LED viene bien para simular que algo brilla.