Ladrillos, planos y drama urbano: la fiebre constructora que sacude a Necochea

La ciudad se convirtió en un verdadero campo de batalla de albañiles, arquitectos y vecinos apurados por ponerse al día. En lo que va del año ya se entregaron 528 permisos de construcción, y la tendencia no es levantar mansiones nuevas sino sumar piecitas, galpones y ampliaciones mínimas que obligan a los dueños a correr detrás de planos y papeles para no quedar afuera de los créditos bancarios.

El boom tiene una explicación clara: el acceso al crédito hipotecario. Bancos que exigen planos actualizados y vecinos que descubren que aquella habitación improvisada o ese quincho de chapa ahora deben estar “legalizados” si quieren vender o financiar. El resultado: profesionales a full registrando metros cuadrados que ya existían hace años, pero que recién ahora se hacen oficiales.

Mientras tanto, el mercado del metro cuadrado también genera polémica. Se habla de 1.000 dólares promedio en Necochea, aunque algunos piden hasta 1.500 que luego nadie convalida. Entre ampliaciones chicas, fachadas que se caen a pedazos y edificios que deben justificar hasta el estado de sus ascensores, el panorama es claro: la construcción sigue moviendo la aguja, pero con más papeles, controles y quejas que cemento fresco.