Otra vez la misma película: el intendente Arturo Rojas anunció que la remodelación y ampliación de la Comisaría Segunda de Quequén está en su “etapa final”. Una obra que los vecinos escucharon inaugurar y promocionar más de una vez, y que ahora reaparece justo en medio de la campaña electoral, como si fuera la gran novedad del año.
El edificio, que lleva años con promesas incumplidas, suma containers reciclados como oficinas, baños y un área de atención ciudadana. Rojas asegura que se trata de un proyecto “integral” que moderniza 300 metros cuadrados del predio, pero lo cierto es que ya en otras oportunidades se hizo el mismo show: recorridas con fotos, anuncios rimbombantes y hasta inauguraciones a medio terminar.
Para los vecinos, es una vergüenza que se use la seguridad pública como vidriera electoral. La comisaría de Quequén sigue siendo un símbolo de lo que no avanza: una obra que se recicla en los discursos de campaña, que nunca termina de estar lista y que aparece una y otra vez como si fuera nueva. Mucho cartel, mucha foto, pero la realidad sigue igual.