Kicillof y Máximo: guerra fría en plena campaña

A pocos días de las elecciones, la interna del peronismo bonaerense se encendió. Máximo Kirchner lanzó un dardo en Quilmes reclamando más fondos para el municipio de Mayra Mendoza, comparando con La Plata, y la bomba explotó en la gobernación. Axel Kicillof, lejos de responder, eligió el silencio y dejó que su vice, Verónica Magario, intentara apagar el incendio diciendo que “no es momento para discutir inversiones”.

El problema es que el mensaje ya había hecho ruido: en el PJ bonaerense no cayó nada bien que el líder de La Cámpora acusara al gobernador en plena campaña. Mientras algunos intendentes salieron a bancar a Kicillof, otros como Mario Secco minimizaron el tema con frases polémicas: “¿Qué preferís, que no le den obras a la capital?”. La escena dejó en evidencia el malestar y la desconfianza que crecen entre los distintos sectores del peronismo.

En paralelo, Kicillof intenta mostrarse enfocado en la gestión y en los últimos actos de campaña antes del 7 de septiembre. Pero la foto es clara: mientras inaugura encuentros y recibe aplausos oficiales, su propio espacio se parte en público. El choque con Máximo, aunque disimulado, dejó al descubierto la fragilidad de la unidad y amenaza con convertirse en una sombra incómoda en la recta final de la elección.