Axel Kicillof, el gobernador de la provincia con más pobres del país, volvió a escena con un extenso posteo titulado “Sumar fuerzas para frenar a Milei”, donde entre frases dramáticas y llamados a la unidad peronista, intenta posicionarse como el salvador del conurbano frente a la “motosierra” libertaria. Todo esto tras un congreso partidario en Merlo donde se acordó repartir cargos, sellar listas de unidad y empapelar la provincia con nostalgia setentista.
Kicillof se presentó como escudo de la patria y denunció una persecución sin precedentes: desde la condena de Cristina hasta las salidas al balcón de Milei. No faltaron los clásicos hits del repertorio: ajuste, odio, misoginia, autoritarismo y hasta la amenaza de intervención a la provincia. El combo perfecto para una saga de Netflix con tono épico, aunque en la vida real las aulas se caen a pedazos, los hospitales se vacían y el desempleo aprieta.
El cierre fue un llamado a una gran cruzada “popular” para ponerle un freno al Presidente y, por qué no, soñar con volver a la Rosada en 2027. Kicillof se rodea de nombres de siempre: Máximo, Magario, Katopodis y compañía, en busca de un nuevo frente electoral que intente revivir al peronismo sin tocar sus privilegios. Mientras tanto, los bonaerenses siguen esperando que alguien, en vez de postear, gobierne.