La costa argentina vive un fenómeno histórico: nunca hubo tantas ballenas francas australes como ahora. Más de 2.100 ejemplares fueron contados en la Patagonia, pero la sorpresa está más cerca de lo que se cree. Necochea y Quequén, que hasta hace poco solo soñaban con algún avistaje aislado, hoy se convirtieron en un verdadero palco VIP para ver a estos colosos marinos a pocos metros de la orilla.
Vecinos y turistas no salen de su asombro: familias enteras corriendo a la playa con el celular en mano, videos que se vuelven virales en segundos y un espectáculo natural que supera cualquier atracción armada por el hombre. Lo que antes era una curiosidad esporádica, hoy se repite cada vez con más frecuencia y empieza a perfilar a Necochea como el nuevo imán turístico de la provincia.
Los expertos aseguran que la población de ballenas no para de crecer desde los años 80, y eso explica su expansión hacia estas aguas. Lo cierto es que el fenómeno ya no es futuro: es presente. Necochea suma un atractivo inesperado a su clásico combo de playa y gastronomía. Y si las ballenas siguen llegando en masa, la ciudad podría pasar de ser un destino de verano a ser el lugar donde el turismo encuentra cara a cara a los gigantes del mar.