Más de la mitad de las actas de tránsito en Necochea terminan con vehículos secuestrados. Así lo reconoció el propio director del área, Sergio Nicolás, que además confirmó que las infracciones más comunes son gravísimas: gente manejando sin registro, sin seguro y con niveles de alcohol que asustan. Y mientras los números rojos crecen, la Municipalidad sigue improvisando con operativos aislados y parches a un sistema que hace agua por todos lados.
En vez de políticas viales serias, lo que hay es reacción. Accidentes que saturan las ambulancias, gastos millonarios en salud por irresponsabilidades al volante, y un parque automotor sin control real. Que una conductora pueda circular con casi 2.0 de alcohol en sangre no es un caso aislado, es una muestra de lo mal que está funcionando el sistema de prevención. El municipio se desvive por mostrar presencia en operativos, pero sigue sin atacar el problema de fondo: educación, infraestructura y controles permanentes.
Para completar el cuadro, ni siquiera en las puertas de las escuelas se respeta la ley. Mal estacionamiento, desorden total y adultos que predican valores desde el aula pero rompen las normas en la vereda. El director de Tránsito se muestra comprometido, pero la gestión municipal sigue en piloto automático. El caos vial no se arregla con secuestros: se resuelve con un plan, y ese plan —una vez más— no existe.