Con el INTA al borde del recorte total, el Concejo Deliberante de Necochea se apuró a emitir una declaración “de necesidad urgente” para que el organismo no desaparezca de la ciudad. En una reunión de la Comisión de Política Económica, los representantes del instituto —Luis Lanzavecchia, Ricardo Guichón y Juan Erreguerena— detallaron su trabajo clave en la región y alertaron sobre el posible cierre o reestructuración. Lo que no dijeron, pero todos pensaron: la motosierra de Nación viene con GPS y ya marcó destino.
El dato no menor es que el presidente del Concejo es nada menos que el hombre de confianza del intendente Arturo Rojas, quien hasta ahora miró para otro lado con el desguace del INTA. Mientras en los papeles arman resoluciones simbólicas y evitan levantar demasiado la voz, el campo local —que depende como nunca de asistencia técnica e innovación— empieza a ver cómo se desarma una estructura que costó décadas construir.
El bloque radical presentó el proyecto, pero el silencio del Ejecutivo municipal es ensordecedor. Rojas, que no pierde oportunidad de sacarse fotos cuando se inaugura una baldosa, ahora brilla por su ausencia. ¿Será que su alineación con la Casa Rosada lo obliga a callar, incluso cuando eso signifique dejar a Necochea sin INTA? La ciudad espera respuestas. Y rápido.