La Justicia de Necochea habló claro y fuerte: Enrique Ardanaz, exdocente y kinesiólogo, fue declarado culpable de abuso sexual con acceso carnal y condenado a seis años y ocho meses de prisión efectiva. El fallo, unánime, llegó este miércoles y dejó sin excusas al acusado, que ahora deberá presentarse en la DDI para ser trasladado a la cárcel de Batán. No hubo show de arrepentimiento: ni él ni sus abogados dieron la cara, se conectaron por videollamada.
El tribunal, integrado por los jueces Irigoyen Testa, Juliano y Mónaco, no solo lo encontró culpable, sino que le recetó algo más que cárcel: tratamiento psicológico con perspectiva de género, inscripción en el registro nacional de agresores sexuales y una sentencia con mensaje: “la pena no debe ser solo castigo, sino transformación”. Mientras tanto, la víctima —representada por el fiscal Marcos Bendersky— enfrentó todo el proceso con coraje y pruebas irrefutables que destruyeron la defensa del abusador.
El caso, que estalló en 2021, manchó las aulas del Instituto 31 donde Ardanaz trabajaba. Desde su denuncia hasta la condena, pasaron tres años de espera, dolor y lucha. Pero hoy, en Necochea, se hizo justicia. La sentencia marca un antes y un después: no hay más lugar para los que se esconden detrás de títulos o cargos. NO es NO. Y ahora, el abusador tiene nombre, apellido… y celda.