Todo listo para el gran show vaticano: este miércoles arranca el cónclave en la Capilla Sixtina y el mundo se prepara para el reality más silencioso de la historia. Ciento treinta y tres cardenales menores de 80 años se encerrarán a cal y canto para elegir al sucesor del Papa Francisco, en una pulseada entre el team progresista y los nostálgicos de la sotana dura. ¿Habrá fumata blanca exprés o se viene una guerra santa a puertas cerradas?
La Iglesia está partida: por un lado, los que quieren seguir la línea del Papa argentino, más cercano a los pobres y a los temas sociales; del otro, los conservadores que sueñan con volver al dogma puro y duro. En el medio, algunos juegan al comodín: buscan un papa “de unidad”, que no caliente mucho pero que calme las aguas internas. Todos coinciden en una cosa: necesitan un papa que sepa manejar redes, IA y crisis de fe como si fuera influencer divino.
Entre los nombres que suenan hay italianos, africanos, asiáticos y hasta un yankee, pero los verdaderos favoritos se sabrán una vez que se cierren las puertas de la Capilla. Ya lo dice el refrán vaticano: “quien entra como Papa, sale como cardenal”. El nuevo líder espiritual de 1.400 millones de fieles deberá tener más cintura política que Messi en el área. Porque hoy, más que un pastor, la Iglesia busca un CEO con mitra.