La fuga más comentada del año terminó de golpe: Tony Janzen Valverde, alias Pequeño J, y su mano derecha Matías Agustín Ozorio fueron atrapados en Perú tras semanas de persecución. Ambos están acusados de orquestar el brutal asesinato de tres jóvenes en Florencio Varela, un crimen narco que sacudió a la Argentina. Ahora, uno será extraditado y el otro deportado, pero la consigna es clara: “traerlos cuanto antes”.
La captura fue confirmada por la Policía peruana y celebrada en Buenos Aires. Mientras Pequeño J —señalado como el jefe del clan— deberá enfrentar un trámite judicial de extradición, a Ozorio lo subirán a un avión en cuanto se cumpla el protocolo de expulsión. Ninguno tiene causas abiertas en Lima, lo que allana el camino para que ambos aterricen en suelo argentino sin demasiadas trabas.
El operativo estuvo bajo la lupa de Interpol y la Policía Federal, con la orden directa de la ministra Patricia Bullrich de acelerar todo lo posible. Apenas lleguen a Buenos Aires, los dos serán entregados a la Bonaerense para enfrentar a la Justicia por un crimen que dejó horror y miedo en Florencio Varela. La cacería terminó, pero la historia recién empieza.