Desde la madrugada del martes, miles de vecinos de Necochea y Quequén se quedaron literalmente a pie. Los choferes de la UTA frenaron los motores de todos los colectivos tras recibir solo el 60% del sueldo de julio. Las empresas Transportes Necochea S.A. y Nueva Pompeya S.R.L., que ya cobran un boleto a más de $1.150 y embolsan subsidios millonarios, no pagaron lo que debían y ahora todo el sistema colapsa.
El servicio, ya deteriorado y con frecuencias fantasmas, entró en paro total. Las calles están llenas de usuarios varados y bronca acumulada. Mientras las empresas callan, los trabajadores acusan directamente a las concesionarias de incumplir lo pactado en junio y jugar con el sustento de sus familias. Los subsidios siguen llegando, los boletos siguen subiendo… pero los sueldos, no.
La concesión vence en 2026, pero el panorama pinta cada vez peor. La pregunta que retumba en los barrios es clara: ¿hasta cuándo van a dejar que dos empresas, con el aval silencioso de las autoridades, mantengan secuestrado un servicio esencial? Por ahora, la única certeza es que, en Necochea y Quequén, el colectivo… no pasa.