Árboles caídos como fichas de dominó, autos aplastados, techos volando y una playa hecha trizas: así amanecieron Necochea y Quequén tras el brutal temporal que arrasó la ciudad desde la madrugada del lunes. Con ráfagas de hasta 90 km/h, la tormenta dejó un tendal de destrucción aunque, milagrosamente, sin heridos. La postal del desastre incluyó un Renault Clio aplastado por un árbol, techos arrancados en balnearios y postes de luz como palillos partidos.
Defensa Civil activó su operativo de emergencia y, aunque confirmó que no hubo evacuados, reconoció daños por todos lados. En Pinolandia, el temporal se llevó el arco de entrada como si fuera de papel, mientras que en Quequén una estación de servicio también sufrió severos destrozos. Un portón de obra cayó sobre un vehículo, sumando más números al contador de daños materiales. “Lo raro es que esto fue con alerta amarilla. ¿Qué vendría con alerta roja?”, ironizó Augusto Fulton, director del área.
Las escuelas cerraron por precaución y las autoridades pidieron a los vecinos que no salgan salvo necesidad extrema. Recomendaciones básicas: no caminar bajo árboles, no estacionar cerca de construcciones precarias y llamar al 103 ante cualquier emergencia. Mientras tanto, la ciudad intenta volver a la calma entre chaparrones, ramas caídas y un viento que no perdona.