Después de meses de abandono y reclamos que quedaron en buzones vacíos, el EMSUR salió a mover tierra en los caminos rurales del distrito. ¿La razón? Pura cosmética preelectoral. Con la marca de Arturo Rojas bien visible, la gestión municipal montó un show de bacheo y nivelación que llega tarde y mal a campos donde ya no se puede ni sacar una cosechadora sin rezar tres padrenuestros.
Desde Claraz hasta Energía, pasando por Juan N. Fernández y La Dulce, los trabajos aparecieron como por arte de magia justo cuando los productores ya habían perdido paciencia —y parte de sus ingresos— por la falta de mantenimiento. ¿Y ahora? Se sacan la foto con la motoniveladora como si hubieran descubierto la rueda. Mientras tanto, en muchos tramos, los arreglos son apenas maquillaje para un problema estructural que arrastra años de desidia.
La realidad es que la gestión Rojas sigue apostando a los parches en lugar de un verdadero plan vial. No hay planificación, no hay control y, mucho menos, respuestas sostenidas en el tiempo. Cada intervención parece pensada más para el Instagram del municipio que para los vecinos que realmente viven en la ruralidad. La conectividad no se arregla con un par de pasadas de máquina: se construye con gestión seria, no con marketing.