A menos de dos semanas de las elecciones, el intendente Arturo Rojas volvió a sacar de la galera otro anuncio para maquillar seis años de abandono: cambios en el EMSUR y la designación de un nuevo director para “mejorar” las calles de tierra. Una película repetida que solo aparece cuando hay campaña, mientras el resto del año la ciudad queda sumida en el barro y el olvido.
El discurso oficial habló de “dar un salto de calidad” y de la incorporación de maquinaria, pero la realidad es que los vecinos siguen esquivando pozos históricos que nunca se arreglan. Desde el municipio intentan culpar al clima y a las lluvias, cuando en verdad el problema es la inacción crónica y la falta de planificación. Necochea y Quequén llevan años esperando obras de fondo, no anuncios desesperados en la recta final electoral.
Lo cierto es que el municipio repite la misma estrategia de siempre: mostrar movimiento en campaña, posar frente a máquinas, hablar de modernización y después volver a la plancha durante meses. Las calles siguen intransitables y las excusas se acumulan, pero las soluciones nunca llegan. Una gestión que se acuerda del vecino solo cuando necesita su voto no es gestión: es marketing barato disfrazado de política.