En un nuevo capítulo de la tragicomedia sindical argentina, Natalia Sánchez Jauregui, referente de UATRE, arremetió contra la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), acusándola de “actitud arbitraria y discriminatoria” por no respetar las normativas laborales vigentes. El reclamo no es menor: salarios ridículos, trabajadores rurales precarizados y un festival de incumplimientos que, según la dirigente, ya cruzaron el límite del descaro. Todo esto, claro, mientras ACA y otras empresas del rubro se abrazan a la Ley de Bases como quien encuentra la excusa perfecta para pagar menos por más.
Sánchez Jauregui no se guardó nada y soltó que en algunas plantas los trabajadores son ignorados olímpicamente, mientras en otras se los contrata como si nada hubiera pasado, eso sí, a sueldos que harían llorar hasta al mismísimo Robin Hood. “¿$40.000 por cargar siete camiones?”, denunció indignada. Para la UATRE, lo que está ocurriendo no es sólo una irregularidad: es una cachetada a años de conquistas gremiales. Y si de escándalos hablamos, también sumó a la intervención de la obra social Osprera, donde —según su denuncia— se recortan tratamientos oncológicos mientras se reparten cargos millonarios como caramelos.
La situación ya no es solo una protesta aislada: promete escalar a movilización nacional. Desde la UATRE juran que no se van a quedar de brazos cruzados viendo cómo se desmantelan los derechos laborales a la velocidad de un tractor desbocado. “Estamos en alerta, y si ACA sigue jugando a la ruleta con la dignidad de los trabajadores, vamos a encender la chispa en todo el país”, sentenció Sánchez Jauregui. La batalla rural está servida y el campo, una vez más, se convierte en el escenario donde los poderosos escriben las reglas… y los peones las sufren.