Mientras el PRO y La Libertad Avanza se lanzan miradas seductoras en busca de una alianza explosiva, la UCR bonaerense parece estar atrapada en una novela de enredos políticos. Sin saber si lanzarse a los brazos de Milei, acercarse a Kicillof o seguir cantando “Solo y sin tu amor”, el partido centenario enfrenta su enésima crisis de identidad. Con Maximiliano Abad de un lado, Lousteau del otro y Manes en modo “ni Milei ni Massa”, los radicales analizan sus tres escenarios: fusionarse, pactar con el enemigo o jugar de terceros incómodos.
Algunos sectores coquetean con revivir Juntos por el Cambio sumando libertarios a la fiesta, otros se hacen los progres y piensan en Kicillof como mal menor, y un grupo más soñador quiere inventar una “tercera vía” que no entusiasma ni al GPS. El problema es que mientras discuten dónde pararse, el 70% del electorado ya está ocupado entre LLA y el peronismo. En ese contexto, cualquier jugada arriesgada puede terminar en papelón electoral o, peor, en irrelevancia.
Con Facundo Manes marcando su límite con Milei y lanzando frases como “el centro debe ser intenso y popular”, queda claro que la UCR está más desorientada que nunca. Si siguen dudando, en vez de elegir un camino van a terminar corriéndose solos del mapa. Porque en la jungla bonaerense, el que no se decide, no sobrevive.