A medida que se acerca el 5 de diciembre, día en que asumirán los diez nuevos concejales de Necochea, la política local huele a tormenta. Mientras la ceremonia promete ser prolija y protocolar, en los pasillos de la Municipalidad corre un rumor que agita el avispero: el intendente Arturo Rojas habría ordenado a sus concejales votar a Marcelo Rivero para presidente del Concejo, aprovechando la afinidad del dirigente con el gobernador Axel Kicillof. Una jugada fina, quirúrgica… y para muchos, inesperada.
El recambio legislativo trae caras nuevas, bloques revueltos y ambiciones en tensión. Aunque La Libertad Avanza llega con mayoría simple y Eugenia Vallota ya levantó la mano para presidir el Cuerpo, la rosca no tiene dueño. En el medio del ring suenan nombres clásicos, “continuidades necesarias” como la de Marcelo Schwarz, apuestas de coaliciones menores y operadores que, desde ahora, viven más por el teléfono que por el aire. Todos quieren la silla, pero sólo la ocupará quien junte más manos levantadas, sin importar si ganó, perdió o ni siquiera fue candidata en septiembre.
Lo único claro es que el tablero está abierto: seis bancas para LLA, cinco para Nueva Necochea, cuatro para Fuerza Patria, dos para Avanza Necochea, dos para la ACT y una para la UCR. Sin reglas escritas, sin tradición que valga y con un edificio municipal que hoy repite el mismo murmullo —“Rojas quiere a Rivero arriba del Concejo”— la definición promete ser tan salvaje como británica: un final que se cocina a puertas cerradas y se decide en cuestión de horas.