A días de las legislativas, los hogares argentinos viven una montaña rusa económica con final incierto. Los salarios siguen sin despegar y, según estimaciones privadas, todavía están un 6% por debajo del inicio de la era Milei. Mientras tanto, el consumo se derrumba y las deudas se multiplican: más de la mitad de las familias debió recurrir a créditos, tarjetas o préstamos para llegar a fin de mes.
El peso de las tarifas, que subieron más de un 500% desde diciembre de 2023, devoró cualquier intento de recuperación salarial. Los empleados públicos y jubilados son los más golpeados: en promedio, perdieron el equivalente a dos meses de sueldo en lo que va de la gestión. La morosidad también hace historia: 6,7% de los argentinos ya no puede pagar ni el mínimo de la tarjeta, y los préstamos personales en mora alcanzan un récord del 8,2%.
En los supermercados, los pasillos lucen vacíos y las compras son cada vez más chicas. El consumo masivo cayó 3,7% solo en septiembre, y los comercios grandes ven cómo los clientes se refugian en autoservicios y ventas online. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, la economía familiar llega exhausta: salarios planchados, bolsillos endeudados y la sensación de que, para millones de argentinos, el ajuste todavía no terminó.