Javier Milei volvió a sacar los tapones y esta vez el blanco fue el Hospital Garrahan. Mientras los médicos reclaman sueldos dignos y condiciones laborales mínimas, el Presidente no dudó en disparar contra el kirchnerismo: “Llenaron el Garrahan de ñoquis y ahora nos acusan de insensibles por limpiar el curro”. Con su estilo habitual, denunció una estructura “militante” enquistada en uno de los centros de salud pediátricos más importantes del país. ¿Reclamo salarial o herencia tóxica? Para el Gobierno, el problema no es el sueldo… ¡sino la lista de asistencia!
La guerra de declaraciones sumó más fuego con el anuncio de un sistema biométrico para “limpiar” la planta de personal. Mientras tanto, médicos del hospital denuncian sueldos que apenas subieron un 20% frente a una inflación que destroza cualquier bolsillo. “Estamos al límite, no se puede más”, advirtió uno de los jefes clínicos. Lejos de calmar las aguas, el oficialismo parece decidido a transformar una crisis sanitaria en una nueva cruzada libertaria.
Desde el garrochazo digital de Adorni hasta la indignación en los pasillos del hospital, el conflicto promete escalar. Mientras Milei insiste en que “los recursos están, pero fueron mal usados por los psicópatas de siempre”, los médicos piden algo tan básico como poder llegar a fin de mes. Pero claro, en esta película nacional, el que pide aumento es ñoqui, el que protesta es militante, y el que gobierna… se pone el traje de Terminator.