La Cámara de Diputados ardió en una sesión que dejó a Javier Milei con sabor agridulce: logró sostener su veto al aumento del 7,2% para los jubilados, pero quedó contra las cuerdas en tres frentes calientes. La oposición le pasó por arriba con la ley de emergencia en discapacidad, tomó el control de la comisión que investiga el escándalo de la criptomoneda Libra y aprobó el reparto de los ATN para los gobernadores, marcando un límite claro al poder presidencial.
El oficialismo celebró haber salvado su plan fiscal gracias a la ayuda de algunos gobernadores que torcieron votos a último minuto, pero la fiesta duró poco: la derrota en discapacidad dejó a la gestión golpeada y expuesta a sus propias grietas internas, con libertarios que votaron en contra. Como si fuera poco, la oposición recuperó la lupa sobre el caso Libra, donde el nombre de Milei y el de su hermana Karina aparecen en el centro de las sospechas por maniobras con criptoactivos que habrían estafado a miles de inversores.
El saldo de la maratónica jornada fue claro: Milei evitó una sangría en las jubilaciones, pero perdió terreno político en lo social y en la calle. El Congreso demostró que puede marcarle la cancha y que no todo será decreto ni motosierra. Entre gritos, acusaciones cruzadas y maniobras de gobernadores, la sesión dejó un mensaje incómodo para la Casa Rosada: el Parlamento ya no es un espectador, es un ring en el que el Presidente empieza a recibir golpes.