¡Arrancó el desfile más esperado en Comodoro Py! Fabián Rossi, alias “el esposo de”, se presentó antes que nadie para cumplir su condena por el escándalo de lavado más jugoso de la era K. El ex apoderado de SGI —sí, la famosa financiera “La Rosadita”— llegó puntualito con su condena de 4 años y medio a cuestas, mientras otro de los ilustres condenados, Julio Mendoza (ex mandamás de Austral Construcciones), se excusa desde una cama de hospital para esquivar las rejas, al menos por ahora.
A las 10:30 era el turno de todos los demás: ex banqueros, empresarios y figuritas repetidas del universo Báez, todos con el boleto directo al calabozo cortesía de la Corte Suprema, que confirmó el lavado de 55 millones de dólares. Las defensas de estos señores, por supuesto, ya sacaron la carta de “soy viejito, mándenme a casa”, y ahora el juez Costabel tendrá que decidir si los deja con tobillera mirando Netflix o los encierra como corresponde.
¿Y el jefe del clan? Lázaro Báez, el hombre del helicóptero, las estancias y las bóvedas, lleva años jugando al TEG judicial. Preso desde 2016, con domiciliaria desde 2019, su defensa pide que se le dé por cumplida la condena. Pero la Cámara dice que sólo cuentan los años en cárcel real. Lo mismo pasa con su hijo Martín y los inseparables Chueco y Pérez Gadín. ¿Final de temporada o nuevo capítulo? La serie más kafkiana de la política argentina sigue al aire.