Quequén cumple 171 años y, aunque el festejo se voló con el viento del 3 de agosto, la Municipalidad decidió reflotar la celebración con un show de tres días. Sí, tres jornadas a puro escenario en la Plaza Hipólito Yrigoyen, donde el municipio de Arturo Rojas intentará endulzar los oídos de los vecinos con bandas, torta gigante y desfile militar, como si de golpe todo estuviera resuelto en la ciudad.
El viernes arranca la maratón musical con artistas locales, el sábado sigue con rock y cumbia, y el domingo cierra con el desfile cívico militar al mediodía y la torta por la tarde. Un menú completo de distracciones, mientras la gestión busca esconder bajo el ruido de los parlantes los problemas que día a día sufren los quequenenses.
Porque claro, la fiesta está bien, pero la realidad es que la comunidad necesita soluciones más urgentes que un recital improvisado. Mientras los vecinos lidian con calles rotas, inseguridad y servicios que hacen agua, el municipio prefiere gastar energía en shows y globos. Un aniversario que debería ser motivo de orgullo termina siendo otro acto de maquillaje político.