La ciudad todavía llora la partida de Fabián Felipón, el fotógrafo que no necesitó un micrófono ni una banca para convertirse en uno de los mayores defensores del ambiente local. Su lente expuso más irregularidades que muchos funcionarios y, tras su fallecimiento este fin de semana, un proyecto busca bautizar con su nombre nada menos que la emblemática Avenida 10, en el tramo que bordea el Parque Miguel Lillo, epicentro de muchas de sus batallas.
El proyecto ya se está cocinando en el Concejo Deliberante y propone que la arteria pase a llamarse “Boulevard Felipón”, en reconocimiento a quien durante años documentó, denunció y defendió con coraje y sensibilidad los espacios verdes de la ciudad. Desde agrupaciones ambientalistas hasta vecinos comunes se plegaron al homenaje, reconociéndolo como una figura clave que “ayudó a frenar intentos de apropiación ilegítima del parque”.
Pero no se trata solo de un homenaje simbólico: Felipón no fue espectador, sino protagonista. En 2015, por ejemplo, fue él quien siguió camiones cargados de arena vinculados a una maniobra ilegal durante la gestión de José Luis Vidal. Las fotos que tomó no solo recorrieron redes y medios, sino que activaron una causa judicial que obligó a funcionarios a rendir cuentas. Hoy, esa misma avenida por la que caminó con su cámara al cuello podría llevar su nombre. Y no es para menos.