En Necochea, el intendente Arturo Rojas volvió hoy a encabezar con bombos y platillos la “presentación” de la primera etapa de la Planta de Separación de Residuos Sólidos Urbanos. El acto, realizado en las calles 107 y 90, se vendió como un gran paso hacia el futuro… aunque en realidad se trata de un anuncio reciclado que ya había hecho en el pasado y que, hasta ahora, se había quedado durmiendo en el cajón de las promesas incumplidas.
Rojas habló de una “histórica deuda ambiental” que ahora empieza a saldar, pero evitó mencionar que durante años esa deuda se acumuló bajo su propia gestión. La novedad, si se la puede llamar así, es que ahora se levantó la estructura inicial; lo que sigue es la parte más difícil: convencer a los vecinos de separar la basura en origen y educar en materia ambiental, algo que el municipio nunca logró sostener de forma seria.
El proyecto, acompañado por la Asociación Civil Todo para Ellos, incluye trabajo para personas con discapacidad y promete un sistema moderno con cavas impermeabilizadas y tratamiento de lixiviados. Pero sin un cambio real en la participación ciudadana y un compromiso municipal que no se desvanezca después de las fotos, esta planta corre el riesgo de terminar como tantas otras promesas: una obra para mostrar en campaña y olvidar después.