Ucrania denunció una operación militar de gran intensidad en la región de Kursk, donde las tropas rusas estarían recibiendo apoyo directo de soldados norcoreanos. El presidente Volodimir Zelensky hizo un llamado urgente a la comunidad internacional, solicitando más asistencia militar para hacer frente a esta nueva fase del conflicto. La ofensiva, que ya lleva tres días, ha causado “grandes pérdidas” entre las fuerzas norcoreanas, según informó Oleksandr Sirski, comandante en jefe del ejército ucraniano.
Las autoridades ucranianas aseguran que alrededor de 10.000 soldados norcoreanos habrían sido enviados por Kim Jong-un para reforzar las filas rusas. La región de Kursk, que ha sido foco de enfrentamientos en los últimos meses, se ha convertido en un campo de batalla estratégico. En este contexto, las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania afirmaron haber eliminado a 50 efectivos norcoreanos en solo tres días de combates.
Además del conflicto en Kursk, Ucrania anunció la desarticulación de una red de espionaje rusa compuesta por 12 agentes que intentaban localizar la posición de los aviones F-16 suministrados por Occidente. El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) informó que estas operaciones de inteligencia se extendían por cinco regiones del país y también buscaban identificar las ubicaciones de sistemas de defensa aérea y fábricas de tecnología militar. Cuatro de los espías fueron capturados y se enfrentan a penas que van desde ocho años de prisión hasta cadena perpetua.
Las tensiones internas dentro del ejército ucraniano también han salido a la luz. La Fiscalía General abrió investigaciones contra varios comandantes por denuncias de maltrato y abuso de poder contra sus tropas. Un caso particularmente polémico involucra a un comandante acusado de golpear a soldados y someterlos a castigos humillantes. Estas denuncias, sumadas a quejas sobre corrupción y consumo de alcohol en las filas militares, han generado indignación tanto en la opinión pública como en el ámbito político.