Contra todo pronóstico, en medio de los escombros humeantes y el metal retorcido del vuelo AI-171, un sobreviviente emergió del desastre como una escena sacada de una película. Las autoridades confirmaron que el pasajero del asiento 11A sigue con vida, desatando una mezcla de incredulidad y esperanza entre el horror que dejó el accidente del Boeing 787 que se estrelló minutos después de despegar rumbo a Londres con 242 personas a bordo.
El milagroso pasajero fue identificado como Viswashkumar Ramesh, ciudadano británico, quien viajaba en clase económica y fue encontrado aturdido, pero con signos vitales, entre restos calcinados. El área donde estaba sentado, cerca de las alas, fue una de las pocas partes del fuselaje que no se desintegró por completo tras el impacto. Mientras bomberos luchaban contra las llamas y rescatistas removían escombros, su hallazgo reavivó la atención global sobre esta devastadora tragedia.
La aerolínea Air India, en estado de shock, emitió un frío comunicado hablando de un “incidente”, mientras Boeing vio cómo sus acciones se desplomaban al tiempo que se multiplicaban las críticas y preguntas sobre el verdadero estado de la aeronave. El mundo observa con atención cómo se desarrolla la investigación de una catástrofe que ya se cobró más de 200 vidas… y que tuvo, en el asiento 11A, su única chispa de esperanza.