Ajuste con moño FMI: el Gobierno promete más tijera para que el superávit no se desinfle

El Gobierno argentino ya no solo hace equilibrio con las cuentas públicas, ahora también promete convertirse en contorsionista. Para mantener contento al Fondo Monetario Internacional y sostener el tan ansiado superávit fiscal, el Ministerio de Economía deberá pasar de un ahorro de $4,5 billones hasta marzo a uno de $6 billones en solo dos meses. Todo esto mientras se le evaporan ingresos clave como el impuesto PAIS, la recaudación extra de la Ley de Bases y otros parches fiscales de 2024 que este año no existen ni en sueños.

El plan, pactado con el FMI, tiene letra chica y una tijera bien afilada: el gasto social seguirá presionado por la inflación, pero los recortes fuertes se concentrarán en subsidios, gastos operativos y áreas que el Gobierno considera “ineficientes” (léase: todo lo que no cierre en Excel). Las jubilaciones crecerán con la nueva fórmula, pero ya se anticipan podas en otras partidas. La misión: mostrarle al mercado que el plan fiscal no es puro verso y que el ancla económica no se va a soltar… por ahora.

Lo que no dice el PowerPoint pero sí deslizan desde los pasillos oficiales es que el excedente de 1,3% del PBI podría subir hasta el 1,6%, aunque sin ingresos nuevos: todo a fuerza de recortes. El FMI, por su parte, anticipa que esto es solo el calentamiento: en el mediano plazo, el superávit deberá saltar al 2,5% si el país quiere volver a pisar el mercado de deuda. En otras palabras, si 2024 fue el año del ajuste quirúrgico, 2025 pinta para ser directamente una amputación fiscal con aplausos del Fondo.