Una investigación por un robo a mano armada en Quequén terminó con allanamientos, clausuras y hasta la incautación de un arma de fuego. Todo arrancó con un Volkswagen Gol robado en Mar del Plata y abandonado en las calles de Necochea, que encendió las alarmas y disparó un operativo de película con policías, fiscales y hasta el municipio metiendo mano.
El centro de la trama fue una casa de calle 40, sospechada de ser cueva de compra y venta trucha de autos. Ahí, Control Urbano descubrió que ni siquiera tenía los papeles en regla, así que clausuraron el lugar como si fuera un boliche clandestino. De paso, la Justicia ordenó tres allanamientos que dejaron un botín llamativo: ropa vinculada al atraco, documentos útiles para la causa y, como broche, un arma larga en manos de una mujer que no supo explicar de dónde la había sacado.
Los protagonistas del lío, pertenecientes a la comunidad zíngara, terminaron en la DDI local: un joven notificado por el robo del coche y la mujer por tenencia ilegal del arma. Ahora todo lo secuestrado quedó en manos de la Justicia, mientras el municipio festeja su “aporte clave” contra el delito. Una escena que parece escrita para una serie policial… pero pasó acá nomás, en Necochea.